Romántica carta a mi pareja

Siempre tuyo, en el tiempo y en el alma

Querido amor,

Hoy me siento frente a esta página en blanco, con el corazón lleno de memorias y el alma rebosante de gratitud. Los años han pasado, las estaciones han cambiado, pero hay algo que permanece inmutable: el amor que siento por ti. Te tengo cerca, compartimos risas, días, momentos que quizás a otros les parecerían cotidianos, pero que para mí son el tesoro más valioso de mi vida.

Cada mañana, cuando te veo, mi corazón se ilumina de la misma manera que lo hacía cuando todo esto comenzó. Me asombra cómo, después de todo este tiempo, sigo sintiendo mariposas cuando me sonríes, y cómo, en lo más profundo de mi ser, sé que tú eres mi hogar.

El tiempo, lejos de desgastar lo que tenemos, lo ha fortalecido. Es como si cada año que pasa, cada día vivido a tu lado, nos hiciera más fuertes, más cómplices, más nosotros. Me encanta la sencillez con la que compartimos la vida, cómo en lo ordinario encontramos lo extraordinario, y cómo el simple hecho de estar juntos le da sentido a todo.

Eres mi paz en medio del caos,
mi luz en los días grises,
la risa que nunca se apaga,
mi refugio y mi razón.
Te amo en cada instante,
en cada palabra, en cada silencio.
Siempre tuyo, siempre nuestro.

A veces me detengo a pensar en lo afortunada que soy de tenerte. Sé que la vida no siempre ha sido fácil, que hemos enfrentado tormentas y momentos difíciles, pero nunca hemos soltado nuestras manos. Y eso es lo que más valoro de nosotros: la capacidad de mantenernos unidos, de seguir caminando juntos, de encontrar en el otro la fuerza para seguir adelante.

Pasarán los años, las estaciones seguirán su curso, pero mi amor por ti seguirá creciendo, como un árbol cuyas raíces son cada vez más profundas, más fuertes, más indestructibles. Y aunque el tiempo pase, aunque las cosas cambien a nuestro alrededor, siempre encontraré en ti el mismo amor que me ha dado vida, la razón por la que mi corazón late con fuerza cada vez que te miro.

Con todo mi ser,
Siempre tuya, en el tiempo y en el alma.

© Shoshan