Querido amigo,
Hoy me siento frente a esta hoja en blanco, no con la intención de justificarme, sino de ofrecerte una disculpa sincera, de esas que nacen desde lo más profundo del corazón. Sé que mis acciones te lastimaron, y entiendo que nada cambiará lo que pasó, pero no puedo dejar pasar el tiempo sin hacerte saber cuánto lamento haberte fallado.
A lo largo de nuestra amistad, siempre encontré en ti un apoyo incondicional, alguien que estaba a mi lado en cada momento, sin pedir nada a cambio. Por eso, duele aún más saber que he sido la causa de tu tristeza. Quiero que sepas que reconozco mis errores y que he aprendido de ellos. Valoro nuestra amistad más de lo que puedo expresar en palabras, y no quiero perder lo que hemos construido con el tiempo, los recuerdos, las risas, y esa confianza que es tan difícil de encontrar.
Como la lluvia limpia el cielo,
así deseo limpiar este dolor,
con la esperanza de que el tiempo
y mis actos, sanen esta herida.
Si hay algo que pueda hacer para restaurar lo que he roto, dímelo. Estoy aquí, dispuesto a escuchar, a cambiar, y a demostrarte que nuestra amistad significa el mundo para mí. No pido que olvides de inmediato, solo espero que, con el tiempo, puedas ver en mí un amigo que aprende de sus errores y que te valora profundamente.
Gracias por ser la persona maravillosa que eres, por tu paciencia y tu comprensión. Te debo una disculpa sincera, y más que nada, una promesa de no volver a fallarte. Espero que puedas darme la oportunidad de reconstruir este lazo tan especial.
Con toda mi gratitud y afecto,
tu amigo que nunca deja de aprender.
© Shoshan