Querido mío:

Hoy es tu cumpleaños, y aunque la distancia insista en ponernos caminos de por medio, mi corazón te celebra como si estuvieras aquí, justo a mi lado. No sabes cuánto he esperado este día, con una mezcla de nostalgia y alegría, imaginando cómo sería verte sonreír, sentir tus ojos llenos de vida, y escuchar el eco de tu risa que siempre ha sido la melodía favorita de mis días.

A veces, cierro los ojos y te dibujo en mi mente; eres el sol que ilumina las sombras de mis pensamientos, la estrella que siempre brilla aunque la noche sea oscura. Te siento tan cerca en mis sueños, en esos momentos donde la realidad se disuelve y solo quedamos tú y yo, enredados en un abrazo eterno que desafía el tiempo y la distancia.

Hoy quiero regalarte un pedazo de mi alma, envuelto en palabras, porque sé que aunque los años pasen, nuestra conexión es más fuerte que el paso de los días. Siento que nuestra historia es como un río que nunca se detiene, fluyendo con fuerza, sorteando piedras, siempre avanzando. Mi amor por ti es como las estaciones: cambia, crece, se transforma, pero siempre vuelve, como la primavera después de cada invierno.

Cuando te pienso, el mundo se detiene,
y mi alma suspira tu nombre en silencio.
Hoy, en la distancia, te abrazo con palabras,
en cada suspiro, en cada sueño que guardo para ti.

Que este cumpleaños esté lleno de alegría y amor, y que cada deseo que guardes en tu corazón florezca con la misma ternura con la que he guardado yo cada uno de nuestros recuerdos. Porque aunque no pueda estar contigo en este instante, te prometo que siempre estaré contigo en el siguiente.

Te amo en la distancia, en el silencio, en cada respiro que nos separa. Eres, y siempre serás, el amor que ilumina mi camino, la esperanza que alimenta mis sueños, la calma que da paz a mi alma.

Siempre tuya,
yo, que siempre te amé.

© Shoshan