Querido amor,
Hoy me encuentro perdida en un rincón del alma, donde tus recuerdos florecen como un jardín secreto. La distancia que nos separa a veces se siente como un eco lejano, pero incluso en el silencio, encuentro consuelo en nuestra conexión. Cada día, te pienso, como un susurro que acaricia el viento, y me aferro a la esperanza de que nuestros caminos se entrelazarán una vez más.
Cuando miro al cielo estrellado, no puedo evitar imaginar que cada estrella es un destello de tu luz, brillando para mí desde el otro lado del mundo. La luna, a menudo, se convierte en mi confidente, escuchando mis anhelos mientras guardo las memorias de nuestros momentos juntos. Recuerdo tu risa, vibrante y envolvente, como la melodía de un viejo amor, resonando en mi corazón.
En este viaje de la vida, recopilamos cada instante en una hermosa colección de emociones, y mi corazón atesora cada suspiro que compartimos. Me aferro a la promesa de que, aunque el tiempo y el espacio nos desafíen, nuestro amor es un hilo dorado que nunca se romperá.
A veces, en la quietud de la noche, sueño con el día en que nuestros ojos se encuentren de nuevo, y en ese momento, las palabras se volverán innecesarias. Hasta entonces, dejo que mis sentimientos fluyan en este papel, como la corriente de un río que nunca cesa:
En el ocaso dorado del día,
donde los sueños se abrazan a la realidad,
mi corazón sigue tu camino,
como una mariposa en su vuelo,
te busca en cada susurro del viento,
y espera ansiosa, el mañana que nos reunirá.
Con todo mi amor infinito, siempre,
tu amor.
© Shoshan