Querido amor,
Hoy, mientras el viento caía suavemente sobre los árboles como un susurro de añoranza, no pude evitar pensar en ti. Mi corazón, un cofre lleno de memorias, late con cada brisa que trae consigo el eco de nuestros momentos juntos. La distancia, como un río que nos separa, no ha logrado borrar las huellas que dejaste en mi alma. A menudo camino entre nuestras risas perdidas y los susurros de las confidencias que compartimos, y en cada paso siento tu presencia, como un susurro que se convierte en un canto.
Recuerdos de nuestros días bajo el cielo estrellado me envuelven, cada estrella brilla como un reflejo de tu sonrisa. ¿Recuerdas aquel instante, cuando prometimos ser eternos, enfrentando tempestades y abrazando los días soleados? En mi mente, la colección de esos instantes se agranda y florece, cada uno como un pétalo en el jardín de mi corazón.
Eres la luz que atraviesa mis sueños, la esperanza que me alza cada mañana. A veces siento la tristeza de la distancia, una sombra que se cierne, pero en mi corazón sé que el amor que compartimos es un hilo dorado que jamás se romperá.
Te escribo estas palabras para recordarte, querido amor, que aunque los caminos nos separen, siempre estaré contigo en cada latido. La vida, con su danza de estaciones, me ha enseñado que el amor verdadero perdura. Los recuerdos que construimos juntos se convierten en parte de mi ser, haciendo florecer un jardín de amor incondicional que seguiré cuidando hasta el final de mis días.
En el susurro del viento te busco,
entre sombras y brillos que se escapan.
Eres el sueño que nunca se apaga,
un susurro de amor que en mí arde,
y en cada latido, mi alma te llama.
Con todo mi amor y esperanza,
Tu amor.
© Shoshan