Querido amor,
Hoy, mirando hacia atrás y repasando cada paso en este viaje de amor, me doy cuenta de cuánto he crecido, de la fortaleza que ha nacido en mí gracias a lo que compartimos. El amor, en su esencia, me ha enseñado mucho más de lo que imaginé. Me ha mostrado que ser fuerte no siempre significa no sentir dolor, sino aprender a enfrentarlo con valentía, con el corazón abierto y dispuesto a aprender.
Gracias a ti, entendí que el amor no es solo dulzura, sino también resistencia. Es la capacidad de ver más allá de los errores, de encontrar luz en las sombras y de seguir caminando cuando el camino se vuelve difícil. El amor me ha empujado a descubrir una valentía que desconocía, una que no busca escapar, sino construir, aceptar, y ser mejor.
Como el río que sigue su curso,
sin miedo a las piedras,
así aprendí a amar,
con fuerza y valentía,
sin temor a caer.
Sé que el amor no siempre es fácil. A veces nos reta, nos desarma, y nos pide que soltemos aquello que nos limita. Pero es precisamente en esos momentos donde encontré mi verdadera fortaleza, en la valentía de amar sin reservas, de darme por completo, aun cuando el futuro sea incierto.
Hoy quiero agradecerte, amor, por cada lección, por cada instante en el que me impulsaste a ser la mejor versión de mí. Gracias a ti, sé que puedo enfrentar lo que venga, porque en mi interior vive la fuerza de quien ha amado de verdad, de quien ha aprendido a levantarse, a soñar, y a caminar con coraje.
Con toda mi gratitud,
yo, que he aprendido a amar sin miedo.
© Shoshan