Querido,
Hoy siento la necesidad de escribirte estas palabras, no como un adiós apresurado, sino como un susurro tranquilo que cierra la puerta de lo que fuimos. Me cuesta imaginar mi vida sin la idea de ti, sin ese amor tan inmenso que llenó mis días y mis sueños. Pero sé que es momento de soltar, de permitir que cada uno encuentre su propio camino, aunque duela, aunque el alma proteste.
Te llevas una parte de mí, y en algún rincón de mi ser, sé que una parte de ti también se queda conmigo. No puedo borrar los momentos que compartimos, las risas, las miradas, ni todos esos días en los que el amor nos hacía invencibles. Hoy, sin embargo, sé que todo tiene un final, y el nuestro ha llegado con la paz de quien sabe que lo dio todo, y que no queda nada más por entregar.
Como el río que sigue su curso,
sin volver sobre sus aguas,
así te dejo ir,
con el susurro del viento,
hasta el último rincón de mi recuerdo.
Este es el final de nuestro ciclo, y aunque me duele, también me llena de gratitud. Me enseñaste a amar, a dar sin medida, a creer en la fuerza de un sentimiento que supera todo. Y aunque ya no sigamos juntos, aunque el camino nos lleve por senderos diferentes, quiero que sepas que te recordaré con cariño, con la dulzura de quien ha amado de verdad.
Hasta siempre, mi gran amor. Que la vida te sonría en cada paso, que encuentres paz en cada respiro, y que el recuerdo de lo que fuimos te acompañe como una brisa suave, sin dolor, solo con la dulzura que una vez compartimos.
Con todo mi cariño,
yo, que siempre te llevaré en el alma.
© Shoshan