Amado mío,
A veces el silencio de la distancia pesa más que el propio tiempo. En cada amanecer siento tu ausencia, y es como si el aire se volviera más denso, como si el mundo se resistiera a girar sin ti a mi lado. Pero te amo, te amo con esa intensidad que desafía kilómetros, que no entiende de fronteras, que se aferra a cada recuerdo, cada palabra que alguna vez susurramos en voz baja.
Eres mi refugio invisible, ese abrazo que no puedo tocar pero que siento en cada rincón de mi piel. Cierro los ojos y te imagino aquí, tan cerca que casi escucho tu respiración mezclarse con la mía. Y en esos momentos, la distancia desaparece, y el amor se convierte en un puente eterno que une nuestros corazones.
Aunque estés lejos,
te encuentro en cada sueño,
en cada susurro del viento
que me recuerda
el sonido de tu amor.
A veces me pregunto si sientes lo mismo, si en la quietud de la noche mi ausencia también te susurra. Si en cada paso que das, llevas una parte de mí, como yo llevo de ti en cada uno de mis días. Te amo de una forma tan profunda que incluso el tiempo se inclina, como un árbol ante el viento, respetando la fuerza de lo que nos une.
Mi amor, sé que volveremos a encontrarnos, que este mar de distancia no es más que una prueba de lo que somos, de lo que podemos ser. Hasta entonces, mi corazón seguirá latiendo contigo, en silencio, en espera, en amor eterno.
Con toda mi devoción,
yo, que siempre te amo.
© Shoshan